Somos de un rincón mágico de Oaxaca, donde el mezcal ancestral ha sido una constante en nuestra vida, un vínculo que une a nuestra familia a través de generaciones. Desde pequeño, observamos a nuestros abuelos con admiración, mientras transformaban el agave en un elixir sublime. Cada paso del proceso, desde la cocción en hornos de piedra hasta la destilación en ollas de barro, se realizaba con un cariño y cuidado meticuloso que hablaba de años de sabiduría y dedicación.
Tras un día de trabajo, nos reunimos alrededor de la mesa para disfrutar del fruto de ese arduo esfuerzo. El mezcal no sólo ofrece un sabor inigualable, sino que también es el símbolo de nuestra unión familiar. Cada sorbo está cargado de historias, risas y tradiciones compartidas, transformando cualquier ocasión en una celebración de nuestras raíces.
Para nosotros, el mezcal ancestral es mucho más que una bebida; es un legado que nuestros abuelos nos confiaron. Al compartirlo con amigos y familiares, preservamos esa conexión especial con nuestra historia y herencia.
«Cada botella de mezcal es un testimonio de la pasión y el amor que nuestra familia ha puesto en cada paso del proceso, nos enorgullece continuar esta tradición que tanto significa para nosotros.»